Alejandro Torres Rivera
15 de febrero de 2022
Introducción:
Ucrania es un país ubicado en la frontera más oriental de Europa dentro de la región conocida como Eurasia. Con un tamaño similar al de España y Portugal unidas, Ucrania cuenta con una extensión territorial de 603,628 kms.2; es decir, más de 66 veces el tamaño de Puerto Rico. Si ubicamos a Ucrania como parte de Europa, debería considerarse el país más grande de dicho continente. El país cuenta con una población de poco más de 44 millones de habitantes. En el pasado llegó a tener el segundo ejército más grande de Europa después de la Federación Rusa. Datos examinados más recientemente, sin embargo, indicaban que tal capacidad ha venido a menos a pesar de la ayuda militar desde occidente, dada la reducción en el número de sus efectivos; el envejecimiento de su arsenal militar; manifestándose, además, la falta de adiestramiento; la reducción en su capacidad de respuesta; y ciertamente, la falta de homogeneidad en sus cuadros y mandos directivos.
Habiendo sido una de las repúblicas de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), desde su Declaración de su Independencia el 24 de agosto de 1991, Ucrania se ha debatido entre los intereses de una parte de su población de origen eslavo, que se considera a sí misma europea; frente a otra porción que sigue considerándose, por razón de su origen, vinculada con la hoy Federación Rusa.
Entre la Primera y Segunda Guerra Mundial
Previo a la Primera Guerra Mundial, del territorio que hoy ocupa Ucrania, una parte perteneció al Imperio Austro-Húngaro, mientras que otra parte formaba parte del Imperio Ruso. Así también se comportó la población ucraniana dentro del marco de la Primera Guerra Mundial; una parte de ella peleando a favor de la alianza militar de los “Poderes Centrales”, encabezada por Alemania, Austria y Turquía; mientras otra parte de su población, peleó del lado del Imperio Ruso y las “Potencias Aliadas”.
Con la caída del Imperio Ruso, el establecimiento del Gobierno Provisional encabezado por Alexander Kerensky y el eventual ascenso al poder por parte de los comunistas tras el triunfo de la Revolución Rusa, el movimiento nacionalista en Ucrania se organizó para enfrentar lo que consideraban era la absorción de su país por parte de la naciente Unión Soviética. Para ello promovieron el reclamo de la independencia de Ucrania. Así, y en sentido contrario, en los territorios ucranianos que formaron parte del Imperio Ruso, proliferaron también partidos y organizaciones que promovían la incorporación de Ucrania dentro del Estado socialista recién surgido. De la parte ucraniana que estuvo integrada con el Imperio Austro-Húngaro, surgió la República Nacional de Ucrania Occidental. Tras el fin de la Guerra Civil que siguió a la Revolución Rusa, donde los bolcheviques triunfaron, Ucrania pasó a formar parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Las condiciones propicias que ofrecía Ucrania en la producción agrícola, posición que tuvo Ucrania desde la antigüedad durante el período helénico, donde el territorio era considerado como el “granero” de aquella sociedad griega, llevaron al gobierno bolchevique a disponer la colectivización del campo y la industrialización del país como mecanismo para acelerar la socialización de la economía de esta república. Se indica que quienes se enfrentaron la colectivización de las tierras agrícolas, implantada en la década de 1920 al 1930 por la URSS dirigida a la eliminación de los latifundistas ucranianos (kulaks), sufrieron las consecuencias de la represión y la deportación interna hacia otras regiones del país. Mucho se ha debatido sobre las causas y consecuencias de la hambruna producida en Ucrania entre los años 1923 y 1933 y su relación directa con el proceso de colectivización. Lo cierto es que, según ha sido admitido por el gobierno ruso tras la caída de la Unión Soviética, la hambruna causó la muerte de millones de personas durante ese período.
Tras la invasión alemana a Polonia en 1939, dos regiones ucranianas que había sido anexadas a Polonia luego del desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro tras la Primera Guerra Mundial, se reintegraron a Ucrania. Sin embargo, en junio de 1941, Ucrania correría la misma suerte que Polonia al ser invadida por Alemania. En su suelo se libraron importantes batallas a un costo muy alto en vidas humanas y pérdidas materiales. Estas batallas fueron cruciales en el triunfo soviético contra el nazismo. En Ucrania fue extremadamente brutal la represión nazi contra la población que profesaba la fe judía.
Es interesante el hecho de que, si bien Ucrania figuraba como parte de la Unión Soviética al momento de fundarse las Naciones Unidas, este organismo internacional reconoció su condición de Estado Fundador que había adquirido Ucrania desde la constitución de la Sociedad de Naciones a comienzos de la década de 1920, y como tal, su derecho a ocupar un escaño separado de la URSS en la ONU.
Dentro de la configuración política inicial de Ucrania luego de la Segunda Guerra Mundial, figuraba la República Autónoma de Crimea. Esta península de 27,000 Kms.2, ubicada entre el Mar Negro y el Mar de Azov, constituye un bastión naval estratégico. Allí, en Sebastopol, como fue desde la época de los zares y luego de la Unión Soviética, se encuentra hoy la principal instalación naval de la Federación Rusa, la cual que sirve de base a su Flota del Mar Negro. Se indica que en los días de guerra civil siguientes a la Insurrección Bolchevique, Crimea fue un importante bastión del llamado Ejército Blanco, denominado así en contraposición al Ejército Rojo. El triunfo bolchevique en esta guerra, produjo allí en 1921 la creación de la República Autónoma Socialista de Crimea.
La península de Crimea
Luego de la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la población tártara, población originaria de Crimea, fue deportada hacia Asia Central bajo la premisa de haber colaborado con los invasores nazis. En el año 1954 el Presídium Supremo de la Unión Soviética acordó mediante decreto, que la República Autónoma Socialista de Crimea pasara a formar parte, como una de sus repúblicas autónomas, de Ucrania. Esta condición la mantuvo Crimea luego de la disolución de la Unión Soviética hasta el 17 de marzo de 2014 cuando se proclamó, tras un referéndum entre sus habitantes, como la República de Crimea, luego de lo cual al día siguiente solicitó su anexión con la Federación Rusa.
La República de Crimea no es reconocida por Ucrania, mucho menos su anexión a la Federación Rusa. La Rada, el parlamento ucraniano, contrario a la “Ley sobre Nuevos Territorios Federales” de la Federación Rusa, que legitima la anexión de la República de Crimea, con el voto de 228 de sus 450 integrantes, mediante legislación aprobada considera la península de Crimea como un “territorio bajo ocupación temporal”, que es parte inalienable de Ucrania.
A mediados de la pasada década Crimea contaba con una población aproximada de 2 millones de habitantes, de los cuales el 58.32% eran rusos, el 24.32% ucranianos y solo un 12.10% eran tártaros. En Sebastopol, con una población de cerca de 385 mil habitantes, la población rusa era de 70%. El idioma ruso predomina en la península para el 97% de la población.
Medidas de seguridad adoptadas por la Federación Rusa
Desde la disolución de la Unión Soviética a comienzos de la década de 1990, Rusia intentó mantener unidas las antiguas repúblicas que conformaban el anterior estado soviético dentro de un modelo de integración alterna; Este vino a llamarse “Comunidad de Estados Independientes”. Así las cosas, estableció con algunas de ellas acuerdos y tratados, que aunque no necesariamente supusieran una unión política, sí conllevaban algún tipo de unidad económica, aduanera y militar.
El modelo inicial desarrollado, del cual participaron Bielorrusia (Belarus) y Kazajistán, fue dando pasos a lo que sería eventualmente la “Unión Económica Euroasiática”, donde Ucrania vendría jugar un importante papel. Lo anterior era así, toda vez que el gobierno constitucional en Ucrania se encontraba en aquel momento mucho más cerca de su adhesión a este agrupamiento económico que lo que deseaban los intereses de la Unión Europea y Estados Unidos. Para éstos últimos, siempre estuvo presente el interés porque Ucrania se mantuviera dentro de su propia órbita económica y no la rusa. Así, se facilitaría frenar la expansión de un mercado hegemonizado por la Federación Rusa, y en consecuencia, la vinculación de Ucrania con sus intereses geopolíticos.
Los sucesos ocurridos en Kiev, capital de Ucrania, en la noche del 21 de noviembre de 2013, que luego se extendieron a otras ciudades en el país, fueron asociados con las protestas por la suspensión de la firma del “Acuerdo de Asociación y Libre Comercio entre Ucrania y la Unión Europea” por parte del entonces presidente ucraniano. Estas protestas llevaron posteriormente en el mes de febrero de 2014 a los incidentes del llamado “Jueves Negro. En estos participaron cientos de miles de ciudadanos ucranianos donde murieron cerca de 82 manifestantes y miles de heridos y detenidos. Los sucesos llevaron al derrocamiento del gobierno del presidente pro ruso Víctor Yanukóvich. Rusia consideró este evento como un “golpe de Estado”.
Entre los promotores de las protestas se encontraban grupos ultra nacionalistas de extrema derecha como “Pravy Sektor” y el partido “Svoboda”; la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado; estudiantes y grupos étnicos.
Durante la década anterior, en 1991, en Georgia, otra ex república de la Unión Soviética también colindante con el Mar Negro, dos regiones, Osetia del Sur y Abjasia, de población predominantemente rusa declararon su independencia y buscaron un acercamiento con la Federación Rusa. Georgia tiene una extensión geográfica de 69,500 kilómetros cuadrados y aproximadamente 4.6 millones de habitantes. Osetia del Sur tiene una superficie de 3,900 kilómetros cuadrados y una población de apenas poco más de 82 mil habitantes; mientras Abjasia, por su parte, cuenta con una superficie de 8,600 kilómetros cuadrados y una población estimada en poco más de 45,000 habitantes. Osetia del Sur colinda con Osetia del Norte. Esta última forma parte de la Federación Rusa mientras la primera formaba parte de Georgia. En 1992 el pueblo de Osetia del Sur determinó en referéndum integrarse con Osetia del Norte para en conjunto con Osetia del Norte formar parte de la Federación Rusa. Esta decisión provocó la invasión por parte de Georgia hasta que las hostilidades fueron suspendidas mediante un alto al fuego, desplegándose en la región una fuerza de paz integrada por rusos, osetas y georgianos.
En 1992 se había producido en Georgia un Golpe de Estado de derecha. En el año 2000, el presidente depuesto en 1992 asumió nuevamente las riendas del país para ser depuesto una vez más en 2003. El 12 de noviembre de 2006, mediante referéndum, con la participación del 91% de la población de Osetia del Sur, el 99% avaló independizarse de Georgia e integrarse con Osetia del Norte.
Los intentos de los nuevos gobernantes georgianos por frenar la secesión de Osetia del Sur y Abjasia, movimiento respaldado por la Federación Rusa, llevó en 2008 a un conflicto armado donde Georgia invadió con sus tropas estas regiones autónomas. En aquel momento Georgia fue respaldada por Estados Unidos y la Unión Europea quienes favorecían su ingreso a la Unión Europea y la OTAN. Por su parte la Federación Rusa cerró filas con los habitantes de Osetia del Sur y Abjasia
Entre los días 7 y 8 de agosto de 2008, Georgia atacó la capital de Osetia del Sur, Tsinjival, e inició movimientos militares hacia la región de Abjasia. Luego de la guerra entre Rusia y Georgia, la Asamblea Federal de la Federación Rusa solicitó se reconociera la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y su entrada en la Federación Rusa. El parlamento ruso accedió al primer pedido, es decir, reconocer la independencia de Osetia del Sur y Abjasia estableciendo relaciones muy cercanas entre la Federación Rusa y el gobierno de estas dos regiones.
La doctrina de seguridad de la Federación Rusa no podía permitir entonces en Georgia, como no permitió más adelante en Ucrania y más recientemente el Kazajistán, tal intervención dentro de su zona de influencia. Es por esto, dentro del drama del conflicto ucraniano de aquel momento, que el presidente Putin fuera enfático en que no permitiría en Ucrania, donde existen divisiones étnicas, nacionales y religiosas, la balcanización del territorio, ni la ocupación por Ucrania de la península de Crimea, ni ofrecerle acceso a potencias extranjeras la aguas cercanas a esta península, donde está la sede de la Flota Naval rusa del Mar Negro.
Política de Seguridad de la Federación Rusa y la situación en Ucrania
Dentro de la formulación de su política exterior, particularmente a raíz de los conflictos en el Cáucaso, Medio Oriente y Asia Central, la Federación Rusa ha sido delimitada en cinco puntos:
Rusia reconoce la primacía de los principios fundamentales del derecho internacional que determinan las relaciones con los pueblos;
Contrario a lo que ha venido ocurriendo desde la disolución de la Unión Soviética, el Presidente de la Federación Rusa ha afirmado que, en adelante, el mundo debe ser uno multipolar;
Rusia no pretende aislarse y va a fomentar, en lo posible, relaciones amistosas con Europa, Occidente y otras naciones;
Rusia va a defender “la vida y dignidad de sus ciudadanos” dondequiera que estos estén; y
Rusia, a igual que otros países, tiene ciertos derechos a zonas de intereses privilegiados.
El gobierno de Estados Unidos ha invocado en el caso de Ucrania un Tratado suscrito luego de la caída de la Unión Soviética suscrito por la Federación Rusa, Estados Unidos y Ucrania a raíz de la independencia de esta última. En él los firmantes se comprometieron a garantizar la integridad territorial de Ucrania a cambio de que este país hubiera accedido al desmantelamiento del complejo nuclear militar en su territorio establecido en la época de la Unión Soviética. Quizás por eso, luego de sus declaraciones iniciales, Putin fue más cauto en sus expresiones sobre el futuro de Ucrania y la situación en Crimea, proponiendo el referéndum en la península de Crimea. Evidentemente, un resultado favorable a la secesión de Crimea permitía, sin aparentar una intervención directa con el futuro de esta república autónoma, respaldar su salida de Ucrania y procurar un acercamiento más directo de esta república autónoma con la Federación Rusa. Tal fue la carta jugada en el caso de Osetia del Sur y Abjasia. Evidentemente la presencia de una alta proporción de población de origen ruso en la parte oriental de Ucrania podría propiciar, en el futuro, una vía legal para su separación de la región oriental pro rusa, de la porción occidental pro europea de Ucrania.
Al presente, en el marco del conflicto que una vez más se desarrolla en torno a Ucrania y los intentos de los Estados Unidos y la Unión Europea de que dicho país pase a formar parte de la OTAN, los funcionarios rusos recuerdan que en la negociación efectuada décadas atrás relacionada con la reunificación de Alemania como estado nacional, en el proceso de la Unión Soviética acceder a tal reunificación, gestionó el compromiso de la OTAN de no extender su alianza militar más al este de Alemania. Este compromiso, como hemos visto en las pasadas décadas no ha sido honrado por Estados Unidos y la Unión Europea, habiendo incorporado en su sistema de defensa de la OTAN a países que antes formaban parte del Pacto de Varsovia como Hungría, Bulgaria, Rumanía, Polonia, Latvia, Estonia, Eslovaquia. Eslovenia, República Checa, Lituania y Letonia. De esta manera, la alianza militar que representa la OTAN toca a las puertas de las fronteras de la Federación Rusa.
Los sucesos en Donetsk y Lugansk
En el año 2014 se produjeron incidentes violentos en la frontera entre Ucrania y la Federación Rusa en las provincias de Donetsk y Lugansk. Esta región se conoce como Donbáss. Tiene una superficie mayor a lo que en Europa es Suiza. Cuando se desató la lucha secesionista en esta región, la Federación Rusa dispuso un operativo militar cautelar. En aquel momento el Presidente Putin ordenó la movilización de 160 mil tropas, cantidad superior a la que la prensa occidental hoy menciona con relación al acantonamiento de tropas rusas en la frontera con Ucrania, que incluía al II Ejército del Distrito Centro y mandos de las diferentes ramas de la Fuerza Aérea, incluyendo lo que se conoce como “aviación estratégica”. Su activación se llevó a cabo en caso de ser necesaria su utilización.
Mientras esto ocurría, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia llamaba la atención en torno a su preocupación sobre el curso seguido por fuerzas que catalogaba como “extremistas” en el gobierno de Ucrania hacia segmentos de su población y hacia algunas “confesiones religiosas”, esto en clara referencia a la Iglesia Ortodoxa Rusa. Indicaba que sacerdotes de esta denominación habían recibido “amenazas contra su integridad física y sobre la destrucción de los templos bajo su responsabilidad”.
Ante las amenazas de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea de adoptar medidas económicas en represalia por la movilización militar rusa dentro de su territorio fronterizo con Ucrania y alegando el apoyo ruso a los grupos secesionistas en Donetsk y Lugansk; Rusia respondió advirtiendo su disposición a congelar los activos de tales países en su territorio y afectar el suministro de petróleo y gas natural que desde Rusia llega a Ucrania. De otro lado, las amenazas de las nuevas autoridades ucranianas de procesar legalmente a sus contrapartes en Crimea por promover la secesión no aparentaban intimidar a las autoridades de esta república autónoma. Se trataba, en todo caso, de cómo cada parte hacía movimientos dirigidos a marcar su influencia en el territorio que cada cual reclamaba.
Como indicamos antes, el 17 de mayo de 2014, luego de un referéndum, fue proclamada la secesión de Crimea. Al día siguiente Crimea, fue anexada por la Federación Rusa, hecho que rechazó la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 68/262. Consultas similares a las llevada a cabo en Crimea se produjeron en otras regiones ucranianas con población mayoritaria de origen ruso.
A partir del 6 de abril de 2014, en la llamada “Guerra en el Donbáss”, las fuerzas armadas de Ucrania comenzaron la lucha contra agrupaciones armadas conformadas por rusos residentes en la zona fronteriza de la Federación Rusa en la porción Este del país. Estos incidentes armados provocaron la intervención militar rusa en el conflicto. Aunque se alcanzó una tregua en el conflicto armado el 14 de febrero de 2015 con la mediación de Francia y Alemania mediante los “Acuerdos de Minsk”, en estas regiones se han experimentado distintos tipos de enfrentamientos en los pasados años.
Desde finales del mes de marzo del pasado año se ha denunciado por medios electrónicos como la BBC Internacional, imágenes de satélite y videos filtrados en las redes sociales donde se observa un amplio despliegue de artillería pesada y tropas rusas cercanas a la región de Donbáss. Esta región comprende las provincias ucranianas con gran población de origen ruso de Donestsk y Lugansk. Se estimaba entonces la movilización de efectivos rusos en más de 114 mil tropas concentradas en torno a las fronteras de Ucrania con Rusia y Bielorrusia (Belarus). Se consideró ésta como la mayor movilización desde 2015. El movimiento de tropas rusas ha conllevado declaraciones preocupantes por parte de los Estados Unidos y países de la Unión Europea, señalando su apoyo a la soberanía de Ucrania sobre su territorio. Tales afirmaciones han sido desmentidas por voceros del gobierno ruso y por su Ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov.
Se indica que el conflicto iniciado en el 2014 ha dejado, al presente, más de 14 mil muertos. Entre los actuales medios militares desplegados por Rusia en la frontera con Ucrania se encuentra la 56 Brigada Aerotransportada, utilizada en Afganistán y Chechenia y alrededor de cinco a seis batallones tácticos. Por la vía marítima la Federación Rusa también tiene disponible su Flota del Mar Negro en la porción sur y sureste de Ucrania.
Según María R. Sahuquillo para el periódico digital El País, en su edición del 20 de noviembre de 2021, bajo el título Ucrania y la OTAN, en alerta por la concentración de tropas rusas a lo largo de su frontera, indica:
“[E]l objetivo de la movilización de Moscú es aún incierto. Washington y Londres creen que el presidente ruso, Vladimir Putin, está considerando una acción militar para tomar el control de un pedazo de terreno más grande de Ucrania o que trata de conducir al país a un punto de tensión extremo con el objetivo de desestabilizarlo y derribar al Gobierno de Volodímir Zelenski, un antiguo actor cómico que llegó a la presidencia en 2019 y que una vez pudo percibirse como más débil a la hora de enfrentarse con Putin, que se ha movido para afianzar sus alianzas con Occidente y mantiene una postura de halcón en materia de Defensa.” Otros analistas citados por la periodista, como Volodímir Fesenko, duda que “Rusia lleve a cabo operaciones militares contra Ucrania a gran escala.”
Los sucesos recientes en Kazajistán
La doctrina de seguridad rusa se ha puesto en marcha en recientes sucesos como los acaecidos en Kazajistán.
El 15 de mayo de 1992 Kazajistán fue uno de los Estados suscribientes junto con Armenia, la Federación Rusa, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán del Tratado de Seguridad Colectiva. Otras tres ex repúblicas Soviética, Azerbaiyán, Bielorrusia y Georgia se sumaron al Tratado en 1994. Sin embargo, cinco años más tarde, seis de los nueve firmantes del Tratado determinaron suscribir su renovación por cinco años adicionales, mientras Azerbaiyán, Georgia y Uzbekistán desistieron de tal propósito.
En el año 2002, los seis países que se mantuvieron unidos bajo el Tratado, crearon la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSG). Esta se concibe como una alianza para enfrentar conjuntamente por dichos Estados amenazas militares. Se trata en su origen de una iniciativa dirigida a contrarrestar en la región la amenaza que representa la expansión de la OTAN luego de la desintegración del Pacto de Varsovia como anterior estructura militar defensiva de la URSS.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, si bien llama a sus integrantes a abstenerse entre sí de hacer uso de la fuerza; también dispone que sus signatarios no podrán formar parte de otras alianzas estatales de naturaleza militar; y que una agresión militar contra uno de sus integrantes, es una agresión contra todos ellos. Así figura también este principio bajo otras instancias de tratados militares como son la OTAN o el Tratado Interamericano de Defensa en nuestro hemisferio. Desde el 2007 la OTSG cuenta con una fuerza de paz; y desde 2009, con una fuerza de reacción rápida. En conjunto, representan unos 20 mil efectivos de tropas élite.
En el marco de los recientes sucesos en Kazajistán, fueron activados no menos de 2,500 efectivos militares como parte de una fuerza de paz para “combatir el terrorismo” y proteger instalaciones críticas en el país. El componente militar podría eventualmente, según se desarrollen los acontecimientos, ascender al doble. De acuerdo con el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, la “45 Brigada de las Fuerzas Especiales Aerotransportadas” habría sido desplegada con su equipamiento militar hacia Kazajistán. Se indica en medios internacionales que, de acuerdo a las autoridades rusas y de Kazajistán, las manifestaciones fueron promovidas y coordinadas con actores extranjeros y por bandas procedentes del Medio Oriente, incluyendo Afganistán.
En el pasado, la Federación Rusa se abstuvo de intervenir en situaciones que han afectado a integrantes de la OTSG. Tal fue el caso en 2010 ante un brote de violencia étnica en Kirguistán, el cual consideró un asunto interno de este país; o en 2020 en Bielorrusia durante las protestas contra Alexander Lukashenko. Esta vez su respuesta ha sido distinta. Sin embargo, en Ucrania se está desarrollando el manejo del conflicto de manera distinta. Evidentemente, la situación es por mucho, más compleja.
La correlación de fuerzas militares en torno a Ucrania
De acuerdo con la publicación “GlobalFirePower”, Ucrania tiene hoy el ejército número 36 en tamaño en el mundo, aunque su arsenal ha venido a menos por falta de fondos y capacidad de maniobras. Cuenta actualmente con 255 mil tropas y 900 mil reservistas. Cuenta también con 285 aviones, de los cuales sólo 25 son de ataque y 42 son de transporte, interceptores o de entrenamiento; 111 helicópteros de transporte y 34 de ataque. En el ejército de tierra, cuenta con 22,430 tanques, 11,435 vehículos blindados y 550 lanzaderas de cohetes, así como 2,040 carros de artillería y 40 de artillería autopropulsada. En el plano naval, su flota se limita a embarcaciones de patrullaje, una fragata y un buque antiminas. Su presupuesto de defensa es de $9,600 millones.
En el caso de la Federación Rusa, sus fuerzas armadas ocupan el lugar número 2 a escala global, con un presupuesto anual de $42,000 millones. Cuenta con un millón de tropas activas, dos millones de reservistas y 550 mil efectivos paramilitares. Su fuerza aérea está integrada por 742 aviones de combate, 789 aviones interceptores, bombarderos y aparatos de entrenamiento; 1,540 helicópteros de transporte y 538 helicópteros de combate. Cuenta, además, en su ejército de tierra con 13 mil tanques, 27 mil vehículos blindados, 6,540 piezas de artillería autopropulsada, 4,465 piezas de artillería remolcada y 390 lanzaderas de cohetes. Las fuerzas navales rusas cuentan con un portaviones, 15 destructores, 85 corbetas, 11 fragatas, 64 submarinos, 65 lanchas patrulleras y 48 buques antiminas.
Ucrania cuenta con 6 puertos marítimos y 187 aeropuertos; mientras Rusia cuenta con 1,800 aeropuertos y 8 puertos marítimos comerciales.
Efectivos de la OTAN se encuentran en estado de alerta militar en distintos países cercanos a las frontera con la Federación Rusa y Ucrania como son Estonia, Letonia Lituania, Polonia Rumanía y Bulgaria, que incluyen instalaciones aéreas, instalaciones de misiles balísticos en Polonia y Rumanía; así como tropas terrestres de la OTAN. A lo anterior el desplazamiento de varios miles de efectivos estadounidenses adicionales de unidades de tierra y paracaidistas de la 82 División Aerotransportada en Alemania y Polonia. También Estados Unidos y sus aliados han desplazado hacia el Mar Mediterráneo y las cercanías del Mar Negro medios navales.
La situación presente es una de gran tensión. En la porción Este de Ucrania conviven cientos de miles de ciudadanos rusos o de origen ruso. Se indica que en los pasados años se han expedido más de 600 mil pasaportes rusos a personas residentes en estas regiones fronterizas. Recordemos que siempre ha sido un argumento para justificar los procesos de intervención militar en otro país, el derecho a intervenir en la protección de la seguridad de sus ciudadanos. De. hecho, esta ha sido una de las excusas utilizadas por los Estados Unidos a la hora de intervenir con la soberanía de otros países. De otro lado, existen en zonas fronterizas con la Federación Rusa personas de origen ruso residentes en Ucrania que, como ocurrió antes luego de la anexión del territorio de Crimea, desean formar parte de Rusia y no de Ucrania.
Para muchos aún es una incógnita el por qué el desarrollo de esta escalada en Ucrania. El debate en torno al interés de la OTAN por la colocación de misiles con potencial de carga nuclear en dirección a la Federación Rusa, no deja de ser un elemento perturbador para este país. De hecho, el presidente ruso ha indicado que para Rusia este no es un asunto teórico sino real si se toma en consideración los emplazamientos de misiles que se han colocado en territorio polaco. Sin embargo, con la capacidad de despliegue y ataque con este tipo de armamento existente hoy día tanto para países de la OTAN como para la Federación Rusa, la distancia con la frontera rusa no debería ser el argumento principal. Después de todo, siempre ha sido un detente, y así lo demostró la Crisis de los Misiles en Cuba durante el 1961, que las grandes potencias nucleares prefieren el detente a una guerra de total aniquilación.
Sin embargo, otro es el cantar en términos del desarrollo de guerras más convencionales, como podría ser una librada en las fronteras entre Ucrania y la Federación Rusa, o en particular, un recrudecimiento de los combates en la región del Donbáss. La gran interrogante es dar respuesta a cuál sería el interés de la Unión Europea y los Estados Unidos en un conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania. Sabemos del potencial económico de la Federación Rusa y de sus países aliados, sin embargo, no conocemos lo suficiente del potencial económico que ofrece Ucrania. Veamos, sin embargo, algunos datos que no dejan de impactar al lector.
Más allá de los aspectos militares, ¿por qué Ucrania?
Kevin Collins, citando de fuentes circuladas en las redes sociales por Andriy Futey del Comité Ucraniano de América, Congreso Mundial Ucraniano, presenta la interrogante ¿Por qué importa Ucrania? Nos indica en su escrito que dicho país es el primero en Europa en cuanto a reservas recuperables probadas de uranio; el segundo en Europa y el décimo en el mundo en cuanto a reservas de titanio; el segundo país en el mundo en minerales de manganeso con el 12% de las reservas mundiales; el segundo mayor en el mundo en reservas de hierro; el segundo lugar en el mundo en reservas de mercurio; el tercero en Europa y el décimo tercero en el mundo en gas de esquisto (22 billones de metros cúbicos); y el séptimo en el mundo en reservas de carbón.
En el plano agrícola, indica Collins citando de Futey, que Ucrania es el primer país en Europa en superficie de terreno cultivable; el tercero a escala mundial en suelo negro (25% a escala mundial); el primer país en exportaciones de girasol y aceite de girasol; el segundo lugar en el mundo en la producción de cebada y el cuarto en exportaciones de cebada; el tercer país en producción de maíz y el cuarto en exportación de maíz; el cuarto productor a escala global en producción de papas; el quinto país a nivel mundial en producción de cebada; el quinto país en el mundo en producción de abejas; el octavo en las exportaciones de trigo; el noveno país en la producción de huevos de gallina y el número 16 a escala global en las exportaciones de queso. De todos estos rublos se nutre principalmente Europa.
En el plano industrial, continúa indicando Collins, Ucrania ocupa el primer lugar en el plano mundial en la producción de amoniaco; el cuarto sistema de gasoductos de Europa y el cuarto más grande a nivel mundial de gas natural; el tercero más grande de Europa y el octavo a escala global en capacidad instalada en centrales nucleares; el tercero en Europa y el undécimo en el mundo en longitud de la red ferroviaria; el tercero en el mundo, después de Estados Unidos y Francia, en equipos de localizadores electrónicos; el tercer mayor exportador de hierro; el cuarto país a nivel mundial en la exportación de turbinas para centrales nucleares; el cuarto país a escala global en la producción de lanzacohetes; el cuarto en el mundo en exportaciones de arcilla y titanio; el noveno en la producción de la industria de armamentos; y finalmente, el décimo en la producción de acero.
Conclusión preliminar
La intensificación del conflicto armado en las regiones de Donetsk y Lugansk, hasta ahora detenido por frágiles treguas, podría dispararse en cualquier momento. La situación podría llevar a una confrontación militar entre la Federación Rusa y Ucrania que a su vez involucre otros países, en la cual sin necesariamente desplegarse y dispararse armamento nuclear, crearía una situación en la cual el costo en vidas y bienes materiales sería incalculable. Este conflicto, sin embargo, a juicio nuestro, sería un conflicto más bien regional, aunque con el potencial de una intensidad significativa.
Recordemos que desde 2002 existe el Tratado de Seguridad Colectiva (OTSG) del cual al presente forman parte la Federación Rusa, Bielorrusia (Belarús), Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán. Este se concibe como una alianza para enfrentar conjuntamente por dichos Estados amenazas militares. Se trata en su origen de una iniciativa dirigida a contrarrestar en la región la amenaza que representa la expansión de la OTAN luego de la desintegración del Pacto de Varsovia como anterior estructura militar defensiva de la URSS.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva llama a sus integrantes a abstenerse entre sí de hacer uso de la fuerza; también dispone que sus signatarios no podrán formar parte de otras alianzas estatales de naturaleza militar; y que una agresión militar contra uno de sus integrantes, es una agresión contra todos ellos. Así figura también este principio bajo otras instancias de tratados militares como son la OTAN o el Tratado Interamericano de Defensa en nuestro hemisferio. Desde el 2007 la OTSG cuenta con una fuerza de paz y desde 2009, con una fuerza de reacción rápida. En conjunto, esta fuerza de desplazamiento militar rápida representa unos 20 mil efectivos de tropas élite.
Un conflicto en la región tendría también consecuencias de naturaleza económica que, en tal eventualidad, tiene el potencial de ampliarse a nivel global, sobre todo en lo relacionado con el precio del combustible y los alimentos, particularmente para Europa.
Me parece que los datos inducen a pensar que un conflicto de grandes proporciones que involucre a la Unión Europea, Estados Unidos y la Federación Rusa y sus países aliados, no es la salida a la actual situación de tensión entre Ucrania y Rusia. Siempre hay opciones diplomáticas cuando las partes no están convencidas de que una salida militar es posible y conveniente. Esta podría ser la situación al presente independientemente lo que las partes utilicen como discurso en sus expresiones públicas.
Para Putin, la movilización dentro de sus fronteras de suficientes fuerzas militares es un detente en estos momentos a cualquier intento de Ucrania de intervenir militarmente en las regiones de Donetsk y Lugansk.
De otro lado, las posiciones que en su origen en torno a los recientes sucesos sostuvo el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, amenazando con la colocación de misiles en suelo ucraniano e integrando a Ucrania dentro de la OTAN, lo que rechaza la Federación Rusa, no deja de ser también un disuasivo a cualquier intervención militar rusa en suelo ucraniano. En el caso del presidente estadounidense, el nivel de su discurso también guarda relación con las elecciones de medio término donde se señala la posibilidad de que su partido, el Partido Demócrata, pierda el control en la Cámara de Representantes y en el Senado. El discurso guerrista siempre ha alimentado las campañas electorales en los Estados Unidos y no sería ésta la primera vez que un presidente en apuros recurre a esta diatriba guerrerista procurando que la población del país cierre filas con su presidente en momentos de desatarse un conflicto militar.
Sin embargo, señales más recientes como las dadas en el discurso pronunciado por Biden el pasado martes, apuntan a que él también prefiere una salida negociada, es decir, una opción diplomática a la crisis. A tales efectos Biden señaló: “Debemos dar a la diplomacia todas las posibilidades de éxito y creo que hay formas reales de abordar nuestras respectivas preocupaciones en materia de seguridad.”
En su alocución el presidente estadounidense también afirmó que su país no tiene ubicados en suelo ucraniano misiles ni es su intención colocarlos allí. Mientras se informa que la Federación Rusa ha iniciado la desmovilización hacia sus bases e instalaciones militares de algunas de las unidades enviadas a la frontera ucraniana; por la parte ucraniana hay analistas que ya plantean que dicho país no solicitaría, al menos de inmediato, el ingreso de Ucrania a la OTAN.
Las recientes intervenciones de mandatarios extranjeros, como es la del presidente francés y el canciller alemán, también abren una ventana hacia una solución negociada. Después de todo, tanto Francia como Alemania fueron instrumentales en las negociaciones que culminaron con los Acuerdos de Minsk mediante los cuales, como indicamos, produjeron el cese temporal de hostilidades en las región de Donbáss donde ubican Donetsk y Lugansk.
Los meses por venir irán dibujando si realmente se abre o permanece cerrada la ventana para la paz.
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