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Criminalizar el amor

Alfonso Díaz Rey*

Viernes 2 de septiembre de 2022

Con un saludo y un abrazo fraterno y solidario para Milagros Rivera, presidenta del Comité de Solidaridad con Cuba de Puerto Rico.

Es tanta la obsesión de los imperialistas yanquis por someter al pueblo cubano y su Revolución, que recurren a todo tipo de medidas y acciones para aislarla de los pueblos del mundo e impedir la solidaridad con la mayor de Las Antillas.


En días recientes personal de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), de Estados Unidos, sometió a acoso e investigación a varios participantes de una brigada puertorriqueña de solidaridad que el pasado mes de julio visitó Cuba, realizó donaciones de material sanitario y llevó a cabo encuentros culturales con la población.


Antes, en los primeros días del pasado mes, un conocido y furibundo odiador de Cuba, el senador Marco Rubio, solicitó al FBI se investigara a Carlos Lazo, fundador de un proyecto de ayuda humanitaria, Puentes de Amor, por llevar donaciones de leche en polvo y suministros médicos.


Una organización que ha sido objeto de acoso y amenazas en incontables ocasiones es Pastores por la Paz, fundada por el reverendo Lucius Walker, la que en el trayecto de sus caravanas ha experimentado todo tipo de obstáculos, incluidos decomisos, para hacer llegar a Cuba donaciones del pueblo norteamericano.


Y durante la etapa crítica de la pandemia, el gobierno de Estados Unidos impidió el arribo a Cuba de donaciones de equipos y materiales indispensables para la atención a pacientes afectados por la Covid-19.


Ahora tocó, nuevamente, el turno a los compañeros de la solidaridad con Cuba en Puerto Rico. El imperio piensa que su ocupación colonial le confiere el derecho de controlar la voluntad y la conciencia de un pueblo que de diversas formas lucha por ser un país independiente y libre de anacrónicas ataduras.


Al imperio le molesta y pareciera le duele que fuera de Cuba haya gente que simpatice y se solidarice con el pueblo cubano y su Revolución, que de manera organizada muchas personas visiten la isla y dejen unas gotas de sudor en el trabajo voluntario y que en sus países, abiertamente, difundan la realidad cubana y brinden su apoyo e incondicional solidaridad a ese digno y valiente pueblo.


La solidaridad es como el amor, simple e incondicionalmente se entrega. Esa clase de amor le duele al imperio, sobre todo cuando surge dentro de sus fronteras o en espacios que considera suyos. Por tal razón hostiga a quienes se atreven a desobedecer sus designios, denuncian el bloqueo y las agresiones imperiales y contribuyen a romper la red de mentiras que en torno a Cuba elaboran y difunden.


No obstante el hostigamiento, las amenazas y, en algunas ocasiones, acciones judiciales, la solidaridad con Cuba crece dentro y fuera de Estados Unidos. Ello se debe al reconocimiento de la actitud solidaria de Cuba para con los pueblos del mundo, solidaridad en la que entrega lo que tiene, no lo que le sobra, y que en algunos casos ha costado, además del sudor, la sangre y la vida de no pocos hijos del pueblo cubano.


Como el sueño, imposible, del imperio. la anexión de Cuba, se frustró al fracasar ahí las doctrinas del Destino Manifiesto y la Monroe, así como su teoría de la Fruta Madura, pero sobre todo con el triunfo de la Revolución, pretenden, en vano, reditarlo con el recrudecimiento del cruel y genocida bloqueo económico, comercial y financiero, e intentando aislarla de los pueblos del mundo. Y se ha visto y demostrado que no han podido ni podrán hacerlo realidad.


Y como la solidaridad, igual que el amor, se vincula a los latidos del corazón, que por Cuba cada vez son más, y más fuertes; podrán prohibirla y perseguirla, pero jamás evitarla.

 
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