“[E]l Imperio no ha podido tragarse a la isla, la hermana más pequeña y olvidada. No ha podido doblegar a su pueblo y no podrá hacerlo jamás [. . . .] Somos uno y lo hemos sido siempre. No lo olvidemos jamás”. Ricardo Alarcón de Quesada (La Habana, 11 de marzo de 2011)
La unión patriótica, histórica y cultural entre Cuba y Puerto Rico se ha traído a colación en innumerables actos de toda índole; no obstante, quizá la solidaridad incondicional entre ambos países no existiría en la actualidad, dada nuestra centenaria situación política, si no existieran hombres y mujeres que a diario la reafirman con sus palabras y actos en foros nacionales e internacionales. Uno de estos seres extraordinarios es sin duda el compañero Ricardo Alarcón de Quesada.
Miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (del que también fue miembro fundador) y recientemente ratificado como Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (cargo que ocupa desde 1993), Alarcón, quien nació el 21 de mayo de 1937 y posee un Doctorado en Filosofía y Letras, se vinculó desde joven a la lucha revolucionaria. Poco después de su ingreso a la Universidad de La Habana en 1954, se integró a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y se convirtió en miembro de la Secretaría de dicha organización entre 1955 y 1956. En 1955 se incorporó al Movimiento 26 de Julio; varios años después fue elegido Vicepresidente y, posteriormente, Presidente de la FEU. En 1962 fue designado Director de América del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y, posteriormente, Embajador de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU). En 1992 ocupó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores hasta 1993, cuando fue elegido Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Ha sido, además, miembro de la Dirección Nacional de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, miembro del Buró Nacional y Secretario de Relaciones Exteriores de la Unión de Jóvenes Comunistas, Director de Países de América Latina y de América del Ministerio de Relaciones Exteriores, Embajador Representante Permanente de Cuba ante la ONU, Embajador Concurrente en Trinidad y Tobago, Viceministro, Viceministro Primero y Ministro de Relaciones Exteriores. Entre sus funciones como Representante Permanente ante la ONU desempeñó la Vicepresidencia de la Asamblea General, y fue Presidente del Consejo de Administración del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y Vicepresidente del Comité de Naciones Unidas sobre el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino. En todos los cargos en que se ha desempeñado ha rendido valiosos e importantes servicios a la Revolución y a su país en el plano nacional e internacional; así, ha representado a Cuba en las negociaciones con Estados Unidos relativas a los acuerdos migratorios entre ambos países, y se ha entregado en cuerpo y alma a la lucha por la liberación de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, los Cinco Héroes cubanos que cumplen injustas condenas en cárceles de Estados Unidos por sus esfuerzos antiterroristas.
El 14 de marzo de 1892, José Martí expresó en el periódico Patria: “[u]nas son en el porvenir, como han sido unas en el pasado, el alma de Lares y el alma de Yara”. Alarcón, martiano por devoción, cree en la integración antillana y latinoamericana con que soñaron Betances, Hostos, Martí y tantos preclaros patriotas del siglo antepasado. Por ello, consciente del deber patriótico y de la deuda histórica que encierran las palabras del Apóstol cubano, siempre ha estado en primer plano en todas las tribunas a la hora de defender apasionadamente la lucha del pueblo puertorriqueño por su independencia y por la libre determinación de su futuro político. Más que eso, ha confesado abiertamente su admiración y respeto por nuestro pueblo, así como su “inmensa gratitud por lo que ha hecho y hace por nosotros”. De igual forma, su respeto, admiración y respaldo al Comité de Solidaridad con Cuba en Puerto Rico y a su Brigada Juan Rius Rivera se han hecho patentes a lo largo de los veinte años de existencia del Comité. “Pocos han hecho tanto por los otros pueblos del Caribe y América Latina como el pueblo de Puerto Rico”, ha señalado. “El que ha tenido que luchar más tiempo por su independencia, aislado y muchas veces olvidado, en su pequeña isla. El único que ha tenido que enfrentar solo durante más de cien años al Imperio más poderoso de la Tierra. El que nos enseña que se puede resistir y vencer, y prueba que es posible salvar la identidad, el idioma y la cultura nacional, incluso allí en su reducido espacio ocupado por las tropas, los esbirros y los asalariados del Imperio, asediado por la vulgaridad y el veneno y la mentira de una potencia egoísta y corrupta”.
Incontables son las ocasiones en que el compañero Ricardo Alarcón ha defendido la dignidad de nuestro país y ha mostrado públicamente su solidaridad con nuestro pueblo. Su profundo conocimiento de nuestra historia y de la enorme importancia de nuestra lucha para el continente americano lo refleja en todas sus alocuciones solidarias con nuestros presos políticos, nuestros estudiantes y nuestras instituciones. Por ello, incluso ha instado al pueblo cubano a continuar la lucha iniciada hace dos siglos por la liberación de Puerto Rico y de sus presos políticos a fin de “hacer todo lo que podamos para que crezca la solidaridad con Puerto Rico y con su juventud. Es nuestro deber exigir que sean liberados los patriotas que jamás han dejado de luchar, sin causarle daño alguno a nadie, por la independencia de su Patria”.
Con el respaldo de figuras como Alarcón, las fuerzas patrióticas de Puerto Rico pueden continuar con paso firme su ruta hacia la liberación final. “América Latina —ha señalado— vive una época nueva y en ella Puerto Rico no está ausente. Su hora, la de Puerto Rico, está muy próxima. Se acerca mucho más rápidamente de lo que algunos imaginan en un Norte ebrio de demagogia e ignorancia”.
Por su compromiso y su solidaridad incondicional con cubanos que han querido tender puentes entre sus dos patrias (como el compañero Carlos Muñiz Varela, cuyo asesinato sigue impune más de treinta años después de su muerte), así como con nuestros más valientes y aguerridos patriotas (como Pedro Albizu Campos, Lolita Lebrón, Juan Mari Brás, Rafael Cancel Miranda, Filiberto Ojeda Ríos, Jorge Farinacci García y otras figuras emblemáticas de nuestra lucha libertaria); por su respeto, admiración y defensa de la liberación de nuestros presos políticos; por su reconocimiento y respaldo a los continuos esfuerzos que el Comité de Solidaridad con Cuba en Puerto Rico y los veinte contingentes de su Brigada Juan Rius Rivera han realizado y realizan para dar a conocer la realidad del pueblo cubano y los logros de su Revolución; por su apoyo público a grupos e instituciones de nuestro país, tales como el movimiento estudiantil y su lucha contra el apetito insaciable de quienes quieren desposeerlo de su derecho a estudiar, el heroico pueblo de Vieques y su lucha por ejercer su inalienable derecho a vivir en paz y con salud, el Colegio de Abogados de Puerto Rico y su lucha por mantener sus funciones necesarias en un país cuyo gobierno coarta cada vez más los derechos del pueblo, y otras agrupaciones que representan y defienden cada día nuestra personalidad, integridad e identidad jurídica, histórica y cultural; por su defensa férrea y consecuente, en todos los ámbitos, del derecho de Puerto Rico a su libertad, el Comité de Solidaridad con Cuba en Puerto Rico dedica los Actos de Abanderamiento de su Vigésima Brigada Juan Rius Rivera a su entrañable amigo y compañero Ricardo Alarcón de Quesada.
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