Misión cumplida
Por: Juan Camacho – Comité de Solidaridad con Cuba de PR
Con motivo del 66 aniversario del desembarco del Granma el 2 de diciembre de 1956, repasamos y comentamos dicho evento no solo para recordar y celebrar la fecha de tan importante evento histórico, sino para motivarnos en la búsqueda y análisis de las repercusiones del mismo tanto en el pueblo cubano como en nuestra América.
Si tenemos a Cuba como ejemplo, referente y paradigma de lo que significan las perspectivas de triunfo de nuestros países, tanto caribeños como latinoamericanos, es necesario estudiar, analizar y reflexionar sobre distintos eventos históricos de ese pueblo, que tanto antes como después de la revolución, ha demostrado una lucha consistente, perseverante y de los más altos valores y principios políticos.
El evento del Granma marcó, junto a otros que antecedieron, la ruta por donde transitarían todos los reclamos de un pueblo en lucha, con sus fracasos y sus victorias, pero con la determinación de vencer ante cualquier adversidad, sin importar cual. Estuvo entrelazado a otros eventos que sucedieron antes y a otros que estarían por suceder.
En una revolución, tan ágil, dinámica y tan de pueblo como la cubana, ni la más espontánea acción nace o queda por la libre.
Así las cosas, el evento que dio concreción y entrelazó el desembarco del Granma, para no ir muy atrás en el tiempo, fue el asalto al cuartel Moncada de Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953. El asalto fracasó en su aspecto militar, pero abonó el camino de la lucha armada como mecanismo para la liberación y la derrota de la dictadura; y ese camino, el cual fue frustrado con la derrota militar del Cuartel, solo se transitaría con la ayuda del desembarco del Granma.
Fracasada la acción de tomar el cuartel por sorpresa y expropiar todas las armas posibles, Fidel no tenía otra alternativa que ordenar la retirada, logrando salir del lugar para dirigirse a las montañas a pesar de no contar con las armas que pensaban rescatar. Acompañado por un punado de valientes y perseverantes como él, comienza la misma, pero el cansancio y la frustración del fracaso moncadista era demasiado y deciden pasar la noche en una pequeña cabaña que encontraron en el camino. Allí fueron sorprendidos, apresados y más tarde enjuiciados, frustrando el viaje a la montaña para comenzar la revolución.
El juicio del Moncada a Fidel y los demás combatientes impactó al pueblo cubano, tanto por el alegato de Fidel ante el tribunal, como por la valentía de los jóvenes moncadistas, que lejos de negar su participación, la refrendaron con patriotismo. No habían logrado el objetivo militar del asalto, pero habían sembrado una semilla política capaz de organizarse para desarrollar una lucha armada, desde la base del pueblo, con el fin inquebrantable de derrotar la dictadura.
Todos fueron enviados a la cárcel, pero la presión del pueblo, producto del reconocimiento político de la acción del Moncada, obligo al dictador a dejarlos en libertad veintidós meses más tarde. Y desde ese preciso instante, ya en libertad, Fidel no dejó de planificar cómo culminaría la segunda parte del asalto al Moncada: subir a la montaña y comenzar la revolución desde allí.
La tarea política del Moncada comenzó a dar frutos. La impresión del pueblo con el juicio así como la publicación y distribución del alegato de Fidel La historia me absolverá, gracias a la patriótica gestión de Haydee Santamaría y Melba Hernández fue fundamental. Pero la tarea de la lucha armada contra la dictadura, quedó inconclusa. Le falto la guerrilla en la montaña, como punta de lanza para alcanzar la victoria. Con eso en mente, Fidel decide ir a México para darle seguimiento y concreción a dicha tarea.
En México hace gestiones de reclutamiento, de entrenamiento y por supuesto de conseguir un transporte que los llevaría a Cuba. La tarea no fue sencilla porque Batista conocía sus gestiones y ejerció mucha presión a la policía mexicana desde la embajada cubana.
Sin embargo, Fidel no se amilanó. Luego de varias gestiones para conseguir un transporte que los llevara a Cuba, encuentra un yate pesquero-deportivo destartalado y fuera de uso que según él, los llevaría a Cuba.
El Granma era un viejo barco de madera, de 13 metros de eslora, de motor de aceite, construido 13 años atrás, para viajes de recreo y turísticos, con unas condiciones físicas y mecánicas deplorables.
El nombre de Granma significaba para su dueño original estadounidense “grandma” o abuela. En sus mejores condiciones tenía capacidad para 12 ó 13 personas, y apretados, hasta 25. Pero la expedición constó de 81 personas.
Fidel compró el barco con el propósito de seguir haciéndole los arreglos pertinentes, pero la presión existente, como mencionamos antes, los obliga a zarpar de manera urgente.
El 25 de noviembre de 1956, zarpó desde el Río Tuxpan, con 82 expedicionarios a bordo, sin experiencia marinera y bajo condiciones adversas, tanto climáticas como policiacas. Como parte de esa expedición iban Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida, Ramiro Valdés Menéndez y Ernesto Guevara.
Ya en mar abierto, comenzaron los grandes vientos, el golpe fuerte de las olas, y los bandazos del barco, que produjeron inestabilidad, mareos y vómitos en una tripulación con poca o ninguna experiencia marina.
Cuando entraron al mar abierto, encendieron las luces y cantaron el himno nacional, la marcha del 26 de julio y gritaron consignas revolucionarias.
En un momento de la travesía, una fuerte ola golpeó el barco y lanzo al agua al marinero Roque. Lo buscaron por un “tiempo razonable”, dieron varias vueltas, no lo encontraron y los marinos decidieron seguir el viaje. Entonces Fidel alarmado exclamó: “no se puede perder este hombre…” e inmediatamente dio instrucciones al capitán para cambiar de rumbo y minutos después lo encontraron, le tiraron un cabo y como no avanzaban a sacarlo Fidel comenzó a quitarse la camisa para sacarlo él.
El desembarco fue una odisea. En lugar de desembarcar, encallaron a varios kilómetros del lugar previsto, en un manglar llamado Los Cayuelos, a 2 kilómetros de la playa, en el municipio de Niquero, en la costa sureste de la provincia de Granma, el 2 de diciembre de 1956.
Desembarcaron en una ciénaga pantanosa en la que algunos hombres se hundían al tirarse del barco y en algunos tramos el agua les llegaba a la barbilla. La pequeña embarcación que colmaron con pertrechos se hundió debido al peso y para moverse en la ciénaga tuvieron que cada cual cargar lo suyo y abandonar parte del equipamiento.
El 5 de diciembre acamparon en un pequeño cayo de monte al costado de un cañaveral conocido como Alegría de Pío. El lugar no era apto para acampar, pero la fatiga, nuevamente, los obligó a ello y correr el riesgo.
Aunque sabían que el ejército los estaba buscando, fueron sorprendidos y atacados, lo que motivó que los expedicionarios se dispersaran en pequeños grupos. El fuego fue combinado con frecuentes llamadas a la rendición, momento en el cual el capitán Almeida gritara, de forma enérgica y patriótica, la conocida frase: “aquí no se rinde nadie…”
Unos murieron en combate, otros asesinados por el ejército, otros arrestados, pero otros pudieron salir de la zona, muchos de los cuales se incorporaron posteriormente a la lucha en las montañas. Los que lograron romper el cerco se encontraron y reagruparon en un lugar llamado Cinco Palmas y es allí donde Fidel pregunta y hace inventario de los haberes: …” tenemos 8 hombres y 7 fusiles, ahora sí ganamos la guerra…”
En ese instante, en el escenario de la más alta esperanza y perseverancia estaba naciendo el Ejército Rebelde y la lucha armada y organizada contra la dictadura. Se estaba haciendo realidad tres años después, la segunda parte del objetivo del asalto al Cuartel Moncada.
EL Granma ha sido el evento de más impacto tanto para el pueblo cubano como para el resto del mundo. Ha sido el símbolo de la revolución cubana. La provincia en la que se produjo el desembarco se dividió para crear la nueva provincia de Granma; la zona de desembarco se convirtió en el Parque Nacional Desembarco del Granma; así también Patrimonio de la Humanidad de la Unesco (1999); y el diario oficial del Partido Comunista de Cuba obtiene su nombre en honor al pequeño yate.
Hoy a 66 años de la odisea y el mas significativo evento de la revolución cubana, nuestros pueblos repasan, analizan y observan con futuro esperanzador, que como lo hicieron los expedicionarios del Granma hace más de seis décadas, el pueblo cubano podrá vencer y detener las constantes agresiones que sufre de parte de un imperialismo fustigador e insensible.
¡Viva la revolución cubana!
¡Viva la solidaridad entre los pueblos!
¡Abajo el bloqueo!
¡Viva Puerto Rico Libre!
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