Por Eduardo Villanueva Muñoz
Hay personas únicas en la historia que lo son por muchas razones misteriosas , tan misteriosas, que ni ellos mismos lo saben. A veces, solo llegan a sentirlo muy profundo en su conciencia y lo siguen como un mandato.
Para los que creen en algo superior, piensan que se trata de que son gente predestinada, enviados a la tierra para servir y señalar el camino. Para los que no creen en lo espiritual y asumen que tido lo que existe es materia, que la materia existe, no se crea y sólo se transforma, tienen que aceptar que evolutivamente se transforma para hacerse mas fuerte y resistente a retos que amenazan con destruirla.
La vida de cada ser humano es única y por eso es tan valiosa y llena de una profunda dignidad insita.
Edgardo Roman Espada es, no deja de ser por transformarse en espíritu, alguien que vino a servir , a mejorar la vida de su familia cercana y la familia extendida, que son; sus compañeros y compañeras de lucha.
Fue maestro de escuela como le llamaban antes. Fue jurista dedicado e integro. Fue lector culto , conocedor de historia, de cine, de buena literatura y escritor profundo.
Supo utilizar un lenguaje pulcro, sencillo y a su vez; tierno y hermoso en su contenido, para poder ser asequible a los grupos y sectores con los cuales se queria comunicar.
Era un litigante en su rol de abogado, fiero y competitivo, cuando tenia que serlo, en defensa de sus clientes. Pero cuando terminaba la lidia forense, ya no quedaban enemigos, solo adversarios que hasta, a veces llegaban a ser sus amigos.
Escribió para “Bandera Roja” en defensa del socialismo, que como he dicho, era su accionar para defender el derecho de cada ser humano, de la extraccion social que fuera, a tener garantizados servicios esenciales de salud, empleo, seguridad pública , vivienda y educación.
Estos bienes son garantes de la dignidad del ser humano. Estos servicios , para la concepcion y formación ideologica de Edgardo, los garantiza el socialismo, porque es el sistema que privilegia los intereses del pueblo sobre el lucro y la ganancia, que por el contrario son los fines ulteriores del capitalismo.
Edgardo conocía varios idiomas, no foneticos, sino en el lenguaje del espíritu. Podía hablar y entenderse con la jueza presidenta del Tribunal Supremo para adelantar y defender los derechos de los abogados(as)en cuanto a casos de oficio y los requisitos de educación continua. Pero a su vez, era un fiel defensor de la independencia judicial como instrumento del ciudadano, frente al poder de las otras ramas de gobierno, como son el poder Ejecutivo y el poder Legislativo.
Sabia hablar con los hombres y mujeres de la ciudad metropolitica, los de la costa y los de la montaña, para hacerlos conscientes que ninguno era superior a los otros. Que todos merecían ser libres y tenian derecho a un futuro mejor, con calidad de vida en salud, creacion, aprendizaje y en el desarrollo de las potencias del alma.
Eso era labor de un lider que buscó la descolonización intima de sus compatriotas, para lograr que la descolonización colectiva y política se lograra ulteriormente .
Lo digo sin ambages aunque con dolor: Edgardo trascendió a otro plano, queda su ejemplo y sus ideas para futuras luchas y esa es su aportación a la patria. Que cuál fue su mayor legado politico? Lo fue su vida, la entrega limpia y serena que ejerció con constancia, para servir a los demás. Toca a todos y todas nosotros, continuar esa lucha hasta lograr la libertad patria con justicia social para todos.
Muchas gracias, acá desde mi costa isabelina,
Eduardo Villanueva Muñoz a nombre del CDHPR
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