El periodista Julian Assange presentará esta semana su último recurso ante los tribunales británicos para evitar la extradición a EEUU, el fin del sus investigaciones y un golpe al periodismo
Hoy se escribe un capítulo duro en la historia del periodismo, las libertades civiles y el derecho del pueblo a estar informado en todo el planeta, con el caso de Julian Assange.
Dos jueces del Tribunal de Justicia de Londres escucharán los argumentos en la última apelación para evitar que el fundador de WikiLeaks no sea extraditado de la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, hacia los Estados Unidos, donde le espera un juicio y una posible condena de 175 años.
El “crimen” de Julian es que publicó documentos clasificados, mensajes internos, informes y vídeos del gobierno y el ejército de Estados Unidos en 2010, que fueron proporcionados por la denunciante del ejército estadounidense Chelsea Manning. Este vasto tesoro de material reveló masacres de civiles, torturas, asesinatos, la lista de detenidos en la Bahía de Guantánamo y las condiciones a las que fueron sometidos, así como las Reglas de Enfrentamiento en Irak y las actividades clandestinas en el Medio Oriente.
Quienes perpetraron estos crímenes –incluidos los pilotos de helicópteros estadounidenses que mataron a tiros a dos periodistas de la agencia internacional Reuters y a otros 10 civiles e hirieron gravemente a dos niños, todos captados en el vídeo de Asesinato Colateral– nunca han sido procesados.
Si a Assange se le niega la apelación, ya no le quedará otra alternativa en el sistema jurídico británico. Su defensa intentará recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (ECtHR), bajo la Regla 39 de “circunstancias excepcionales” y sólo “cuando exista un riesgo inminente de daño irreparable”. Pero no es nada seguro que el tribunal británico esté de acuerdo, según el veterano periodista Chris Hedges, quien es uno de los pocos estadounidenses que le ha dado seguimiento a esta noticia consistemente durante años.
“La persecución por casi 15 años contra Julian, ha cobrado un alto precio en su salud física y psicológica”, manifestó Hedges.
Estados Unidos le reclama a Assange la comisión de18 delitos de espionaje e intrusión informática por difundir la información.
“Si es extraditado, morirá”, dijo hace dos días su esposa, la periodista y abogada Stella Assange, en una rueda de prensa en Londres en la que estuvo acompañada por el actual director de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, y la representante de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), Rebecca Vincent.
En octubre de 2021 Assange sufrió una pequeña embolia y padece las consecuencias de pasar 22 horas al día en una celda acristalada de 3x2 metros en la prisión londinense de Belmarsh.
“Julian expuso lo que el imperio estadounidense busca borrar de la historia”, escribió Hedges en su página Chris Hedges Report en la plataforma de periodismo independente de Substack, donde también se publica En Blanco y Negro con Sandra.
“La persecución de Julián es un mensaje siniestro para el resto de nosotros. Desafía al imperio estadounidense, expone sus crímenes, y no importa quién seas, no importa de qué país vengas, no importa dónde vivas, serás perseguido y llevado a los Estados Unidos para pasar el resto de tu vida en uno de los sistemas penitenciarios más duros del mundo. Si Julián es declarado culpable, significará la muerte del periodismo de investigación en el funcionamiento interno del poder estatal. Poseer, y mucho menos publicar, material clasificado (como hice yo cuando era reportero del New York Times) será criminalizado. Y ese es el punto, como lo entendieron The New York Times, Der Spiegel, Le Monde, El País y The Guardian, quienes emitieron una carta conjunta pidiendo a Estados Unidos que retirara los cargos en su contra”, agregó Hedges.
El pasado jueves, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, y otros legisladores federales votaron a favor de que Estados Unidos y Gran Bretaña pusieran fin al encarcelamiento de Julian, señalando que se debía a que él “hacía su trabajo como periodista” para revelar “evidencias de mala conducta por parte de Estados Unidos”.
Pasra Hedges, el caso de Assange es como si fuera el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, donde jueces y abogados “hablan en tonos solemnes sobre la ley y la justicia, mientras se burlan de los principios más básicos de las libertades civiles y la jurisprudencia”.
“¿Por qué los tribunales aceptaron la acusación de la fiscalía de que Julián no es un periodista legítimo?”, preguntó Hedges. “¿Por qué Estados Unidos y Gran Bretaña ignoraron el artículo 4 de su Tratado de Extradición que prohíbe la extradición por delitos políticos?”.
Otras preguntas que hizo el periodista sobre este caso incluyen:
¿Cómo se permite que siga adelante el caso contra Julian después de que el testigo clave de Estados Unidos, Sigurdur Thordarson, un estafador y pedófilo convicto, admitió haber inventado las acusaciones que hizo contra Julian?
¿Cómo se puede acusar a Julian, un ciudadano australiano, en virtud de la Ley de Espionaje de Estados Unidos cuando no participó en espionaje y no se encontraba en Estados Unidos cuando recibió los documentos filtrados?
¿Por qué los tribunales británicos permiten que Julián sea extraditado a Estados Unidos cuando la CIA (además de poner a Julián bajo vigilancia digital y por video las 24 horas a; día mientras estaba en la embajada ecuatoriana) consideró secuestrarlo y asesinarlo, planes que incluían un posible tiroteo en las calles de Londres con la participación de la Policía Metropolitana?
¿Cómo se puede condenar a Julian como editor cuando, como hizo Daniel Ellsberg, no obtuvo ni filtró los documentos clasificados que publicó?
¿Por qué el gobierno de Estados Unidos no acusa de espionaje al editor de The New York Times o The Guardian por publicar el mismo material filtrado en asociación con WikiLeaks?
¿Por qué Julián está recluido en aislamiento en una prisión de alta seguridad sin juicio durante casi cinco años cuando su única violación técnica de la ley es violar las condiciones de la libertad bajo fianza cuando solicitó asilo en la Embajada de Ecuador? Normalmente esto conllevaría una multa.
¿Por qué se le negó la libertad bajo fianza después de que lo enviaron a la Prison Belmarsh?
“Si Julián es extraditado, su linchamiento judicial empeorará”, considera Hedges. “Su defensa se verá obstaculizada por las leyes antiterroristas estadounidenses, incluida la Ley de Espionaje y las Medidas Administrativas Especiales (SAM). Se le seguirá impidiendo hablar en público (salvo en raras ocasiones). Será juzgado en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Este de Virginia, donde el gobierno estadounidense ha ganado la mayoría de los casos de espionaje. El hecho de que el jurado esté formado en gran medida por personas que trabajan o tienen amigos y familiares que trabajan para la CIA y otras agencias de seguridad nacional con sede no lejos del tribunal, sin duda contribuye a esta serie de decisiones judiciales”.
La decisión de solicitar la extradición de Julian, contemplada por la administración de Barack Obama, fue llevada a cabo por la administración de Donald Trump luego de la publicación por WikiLeaks de los documentos conocidos como Bóveda 7, que exponían los programas de guerra cibernética de la CIA, incluidos aquellos diseñados para monitorear y tomar el control de automóviles, Televisores, navegadores web y los sistemas operativos de la mayoría de los teléfonos inteligentes. Todo eso afectaba la imagen de las administraciones demócratas.
Exponían, por ejemplo, que Clinton y otros miembros de la administración Obama sabían que Arabia Saudita y Qatar (que habían donado millones de dólares a la Fundación Clinton) eran los principales financiadores del Estado Islámico de Irak y Siria. Goldman Sachs le pagó a Hillary Clinton $675,000 y eso también fue revelado por WikiLeaks.
Para Hedges, Julian es perseguido porque dio la información más importante sobre los crímenes y la mendacidad del gobierno de Estados Unidos desde la publicación de los Papeles del Pentágono. Como todos los grandes periodistas, no era partidista. Su objetivo era fiscalizar el poder.
Publicó la matanza de casi 700 civiles que se habían acercado demasiado a los convoyes y puestos de control estadounidenses, incluidas mujeres embarazadas, ciegos y sordos, y al menos 30 niños.
Publicó las más de 15.000 muertes no denunciadas de civiles iraquíes y la tortura y el abuso de unos 800 hombres y niños, de edades comprendidas entre 14 y 89 años, en el campo de detención de la Bahía de Guantánamo.
Demostró que en 2009 Hillary Clinton ordenó a diplomáticos estadounidenses espiar al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y a otros representantes de la ONU de China, Francia, Rusia y el Reino Unido, espionaje que incluía la obtención de ADN, escaneos de iris, huellas dactilares y contraseñas personales.
Expuso que Obama, Hillary Clinton y la CIA respaldaron el golpe militar de junio de 2009 en Honduras que derrocó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya, reemplazándolo por un régimen militar corrupto y asesino.
Reveló que los Estados Unidos lanzó en secreto ataques con misiles, bombas y drones contra Yemen, matando a decenas de civiles.
Hay muchas personas, incluyendo periodistas, que piensan que todo ese tipo de información debe mantenerse secreta. Los periodistas que piensan así no son periodistas. Son mercenarios/ Ningún otro periodista contemporáneo se ha acercado a igualar en sus revelaciones.
Julián es el primero. El resto, seremos los siguientes.
REFERENCIAS:
En Blanco y Negro/ ¡Ey! Boricua: Assange y la muerte del periodismo. Son pocas las opciones legales que tiene el fundador de Wikileaks para evitar una extradición a los Estados Unidos. Su caso evidencia cómo han criminalizado el reportar sobre las mafias del poder (10-julio-2023)
The Guardian: Juian Assange’s moment of truth has arrived- ant the stakes are high (18-febrero-2024)
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