Por Narciso Isa Conde
Las enormes movilizaciones y contundentes protestas sociales que estremecen el territorio haitiano fueron caracterizadas por el Secretario General de la ONU, Antonio Antonio Guterres, como
“cuestión de pandillas que han invadido el país” y agregó que a nivel de la ONU se estudia “un plan para fortalecer la Policía Nacional de Haití (PNH) y enviar una fuerza militar robusta o brutal para combatir las pandillas”.
CAUSAS DE LA REBELDÍA POLÍTICO-SOCIA
Hay realidades que hacen estallar a los pueblos:
El CORE GROUP -formado por los embajadores de EE.UU., Francia, España, Brasil, Alemania, Canadá, UE, y representantes de ONU y OEA- es el poder real en Haití; responsable de las recientes intervenciones militares, incluida la ocupación militar durante 13 años a cargo de la MINUSTAH (2004-2017).
La ONU ha tenido una injerencia destacada en Haití desde 1993 y tuvo que ver con la fundación de la Policía Nacional en 1995.
La MINUSTAH fue bendecida por la ONU para reformar una Policía Nacional y ponerla al servicio de los gobiernos mafiosos de Martelly y Jovenel Moises, continuados por el Ariel Henry; los tres acompañados del denominado Partido de las Cabezas Rapadas, fuerza política aupada por el CORE GROUP.
Esas potencias capitalistas y esos organismos multilaterales han sido gestores y/o cómplices de gobiernos corruptos instalados mediante fraudes en el marco de la ocupación militar de EEUU y aliados.
La MINUSTAH remodeló a su imagen y semejanza la Policía Nacional de Haití (PNH), que devino en un cuerpo militar represivo y corrupto; con altísimas responsabilidades en la formación de las pandillas o BANDAS PARAPOLICIALES.
Las modernas armas de las pandillas haitianas proceden de Miami y son producto de un contrabando tolerado, que la ONU nunca objetó.
Incluso la representante de la ONU en Haití, Helen Lalime, fue capaz de valorar como factor positivo, reductor de la criminalidad, la formación camuflada de una gran federación de pandillas.
La mayoría de los mercenarios que entrenaron militarmente las pandillas proceden del paramilitarismo colombiano controlado por los servicios de inteligencia de EEUU e ISRAEL y la alta oficialidad del ejército de Colombia.
Vale anotar, que siendo Embajador en República Dominicana, el general Montoya, responsable principal de la matanza en la Colonia 13 de Medellín, comenzó a organizar esos entrenamientos en territorio haitiano, lo que fue oportunamente denunciado por nosotros.
INFLACIÓN EXPLOSIVA Y BURLA IMPERIAL.
La inflación en Haití se tornó insoportable y el reciente y abusivo aumento de los combustibles en un 128% actuó como detonante de una genuina indignación popular, agregada al enorme repudio que genera un régimen podrido por la corrupción y servil al coloniaje.
Pero cada vez que el pueblo haitiano se ha lanzado a las calles a reclamar derechos y vida digna, autodeterminación, destitución de gobiernos gansterizados e ilegítimos, y procesos constituyente, la ONU y quienes la controlan se han opuesto a sus justas demandas; negándose además a que sea investigado el rol de sus diversas misiones en Haití a lo largo de los últimos años.
Recordemos que cuando Jovenel Moises fue repudiado en calles y plazas, y creció el clamor por su destitución, la ONU y EE.UU respaldaron la continuidad ilegal de su mandato… hasta que fue víctima de un pleito gansteril.
Algo parecido acontece ahora con Ariel Henry, cuando multitudes piden el reemplazo de su gobierno por un equipo que garantice una transición soberana y asuma un programa transformador de una realidad con características de tragedia social e ilegitimidad política.
OLEADA DE UN PUEBLO INDIGNADO, NO DE PANDILLAS.
La oleada popular en marcha demanda detener el desastre y revertir el caos provocado desde el poder; exige cambios sustanciales para superar la entronización de la cultura de la muerte.
Tal rebeldía masiva no es propia de pandillas, menos aun de bandas paramilitares tuteladas por el régimen repudiado.
Esas organizaciones criminales solo procuran y logran infiltrarse para degradar con sus acciones aberrantes protestas absolutamente justas y legítimas; pero el pueblo haitiano, advertido del daño que hacen, está logrando contener y aislar sus fechorías.
Estamos realmente frente a una justa indignación popular provocada por el FMI, el Core Group, el gobierno títere de Henry, la voraz oligarquía haitiana; una indignación generada por la miseria, el abuso, la opresión y la burla de un régimen oprobioso.
Las multitudes indignadas no son pandillas, son pueblo en rebeldía.
En las barriadas de nuestras sociedades pueden existir poderosas pandillas organizadas; y ese es el caso de Haití, por las razones señaladas.
Ese es un dato de la actual realidad haitiana, pero las sociedades y los pueblos no son pandillas; y en ese caso una gran parte de las pandillas son instrumentos del poder constituido y de la estrategia imperial a favor del caos bajo su control.
DIPLOMACIA MENTIROSA Y SIMULADORA.
Antonio Guterres lo sabe y sabe perfectamente además que el contingente militar, robusto y brutal, que la ONU y sus tutores piensan a enviar a Haití, no cambiará la dominación perversa que allí impera, ni detendrá el bandolerismo que es la esencia de ese poder y de ese lumpen imperialismo decadente que lo apadrina.
Experiencias sobran: delincuencia perfumada no erradica delincuente bastarda.
Ambas son cáscaras del mismo palo podrido, que solo la insumisión global de los pueblos y sus nuevas vanguardias podrán barrer a partir del desplazamiento de los regímenes establecidos.
Las palabras de Guterres no han resistido una valoración serena de los hechos, pero si permiten colegir que se trata de otra expresión del esfuerzo por criminalizar el derecho a la rebelión de un pueblo brutalmente empobrecido, hambreado, maltratado y vilipendiado.
Alienta conocer la digna y contundente CARTA enviada en esta ocasión por una amplia representación organizaciones políticas, sociales y culturales de Haití, a ese conspicuo símbolo de la diplomacia mentirosa, hipócrita y simuladora del orden mundial dominante, contentiva de argumentaciones y datos que vuelven trizas sus ofensivas declaraciones al Canal FRANCE 24.
En ella queda claro que la ONU, tutelada por EEUU y las potencias capitalistas occidentales, es una pieza clave del plan de criminalización de la justa y heroica rebelión del pueblo haitiano, sometido a una cruel represalia imperialista, a una opresión atroz y un descrédito perverso.
Atentos, pues, a sus próximas decisiones e iniciativas intervencionistas “inminentes” de la ONU, listos para enfrentarlas y desplegar la solidaridad necesaria.
27-09-2022, Santo Domingo, RD
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