Hoy mi tierra es el edén
donde canta el colibrí
“el mundo un solo país”,
que en un verso recogí
rosas para Ana Belén.
Al romper la madrugada
desde la tiniebla al rayo
eres cantío del gallo
que rompe la guardarraya,
un pétalo es la metralla
que te repite también
somos uno y somos cien
que pronuncian en su trino
para adornar tu camino
“hoy mi tierra es el edén”.
Eres la flor solidaria
que se levanta en la brisa
y un rostro en cada sonrisa
con tu gesta necesaria,
estás en la vida diaria
y en la lección que aprendí
“el mundo, un solo país”
donde hay que borrar fronteras
y el asta de esa bandera
donde canta el colibrí.
Resumes todo mi asombro
cuando en medio de la sala
fuiste consigna de gala
con que cada día te nombro
porque te echaste a los hombros
la palabra que aprendí
para resumirla así
en la lección más sencilla
y que para siempre brilla:
“el mundo un solo país”.
Eres mi lección de amor
para los pueblos del mundo
y el camino más fecundo
que nos grita en cada flor,
te alzas con el valor
de Betances y Martí,
eres jíbara y mambí
que no cabe tras la reja,
sin un llanto ni una queja
que en un verso recogí.
Somos esa muchedumbre
que en cada barrio y aldea
se repite en cada tea
como Julia a flor de lumbre
sobre la más alta cumbre
y donde quiera que estén
las dos patrias que también
en las dos alas de Lola
llevan en su estrella sola
rosas para Ana Belén.
William Pérez Vega
©28 febrero 2021
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