Ponencia de Solimar Ortiz Jusino en la presentación del libro de Norberto González Claudio
“Amo a la vida y a mi nación”.
Norberto González Claudio
10 de mayo de 2011
“Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”
Ernesto “Che” Guevara
Presentación del Sembrando Semillas de Libertad de Norberto A. González Claudio
Por: Solimar Ortiz Jusino
Esta noche tengo el honor de presentarles este tributo al amor titulado Sembrando Semillas de Libertad de la autoría de nuestro compatriota, camarada y amigo Norberto González Claudio. Esta actividad, que se hace en el marco de la conmemoración de los arrestos del 1985, es un homenaje a cada una de las personas que han ofrendado su libertad por la causa de la independencia de Puerto Rico. Recapitulamos que los arrestos que se realizaron en el 1985 fueron dirigidos contra 13 independentistas en Puerto Rico, México y Dallas. Estos eran Carlos Ayes Suárez, Luz Berríos Berríos, Isaac Camacho Negrón, Elías Castro Ramos, Luis Colón Osorio, Ángel Díaz Ruiz, Jorge Farinacci García, Hilton Fernández Diamante, Orlando González Claudio, Ivonne Meléndez Carrión, Filiberto Ojeda Ríos, Norman Ramírez Talavera y Juan Segarra Palmer.
Cuando miramos este texto desde una conciencia colectiva, nos adentramos a la aventura de vivir la lucha emancipadora del amor en todas sus dimensiones. Bien lo dijo el Ché en el epígrafe con que iniciamos la participación: “el verdadero revolucionario es guiado por grandes sentimientos de amor”. He aquí una muestra de ello. El amor es el hilo conductor entre cada una de las páginas entre poemas y misivas, entre callados pensamientos y gritos libertarios.
Con su lenguaje coloquial y sencillo, Norberto nos lleva a las profundidades de sus emociones y cavilaciones en el clandestinaje, en la prisión y en libertad (como siempre estuvo).
En su vida de clandestinaje Norberto le escribe a su amada a través del sublime efecto de extrañarse, de saberse juntos en la distancia, unidos siempre por el amor y convencido de la necesidad de su distanciamiento por la lucha libertadora. Entre ellos se romantiza la conspiración de organizar un mundo ideal.
En varios de sus poemas el autor describe momentos durante el encarcelamiento. Habla de los primeros cuarenta (40) días en solitario y cuestiona los procesos injustos y se siente condenado. Hace un clamor de justicia para con su persona. Se llama proscrito cuando, sabiéndose separado de quienes ama y de la lucha por el encierro físico, se niega a que su voz, amor y deseos de continuar luchando sean opacados por el imperialismo. Norberto se declara libre en los otros que continúan la lucha en las calles. Nos narra Norberto su coraje y frustración por lo que le hicieron en la prisión. Aun así, se sabe libre por ser objetor de conciencia del imperialismo que se niega a obedecer. Nos dice “Aquí, en esta prisión, he aprendido a ser libre”. A su vez, el poeta nos cuenta que, aunque refleja su tristeza por no poder estar en contacto físico con su familia, su noviecita y su “pandillita”, la prisión lo fortalece, porque, por más que lo priven de todo lo que ama, se siente feliz, y nos dice, “la felicidad es la lucha misma”.
González Claudio extiende su mano en sus letras a la clase obrera del mundo y les exhorta a continuar la lucha en contra del “sistema de injusticia imperial estadounidense” que “caminan siempre en contra de la corriente: del Humanismo, de la justicia, de la solidaridad y del amor” como lo expresó en su poema Saludo a los proletariados del mundo.
El autor tiene unos momentos para filosofar donde cuestiona la realidad de sus vivencias y de la vida. Busca la perfección en las imperfecciones de sus actos y en lo que vive, cabila en su satisfacción para con la vida, de cómo su pensamiento lo lleva al movimiento sin que sea precisamente física la acción y de cómo ha alcanzado la libertad estando en prisión. Proclama la vida como fuente de felicidad.
Podemos adentrarnos en el existencialismo de Norberto cuando se mira a sí mismo y al otro al cuestionamiento de “¿Quién soy yo?”. Hace una crítica a los que se llaman “los civilizados” de la sociedad occidental en su modernismo civilizado que impone el imperialismo. Invita a continuar la revolución para llevar al pueblo hacia el comunismo. Describe “la democracia” como un acto controlado por el gobierno burgués que funciona a base de explotación, represión y esclavitud. Alza su voz para repudiar los actos y mantiene su firmeza de desobedecer y continuar, y cito, “reclamando justicia para todo el mundo que habita sobre |su| suelo”.
En otra instancia, podemos abordar la conciencia histórica del escritor. Sus escritos nos invitan a revisar la historia de nuestro país. Esto nos lo permite ver en su escrito “¡Saaaaalsa!” donde visibiliza la matanza de nuestros aborígenes tainos a manos de los españoles con “su dios cristiano” en el día de la recordación de la herencia hispana que le duele y le avergüenza. Reniega de la herencia de destrucción, sometimiento y explotación del individualismo y egoísmo. Alza su voz por los tainos y africanos maltratados, esclavizados y asesinados por el español. Invita al lector a la reflexión, mientras tanto, Norberto reflexiona, medita, busca y cuestiona la historia que nos cuentan y la historia que encontramos cuando cambiamos la mirada que nos han impuesto.
González Claudio nos presenta su amor con Elda. De forma jocosa, cuenta cómo ante los ojos del opresor su amor es invencible, fiero, indómito, rebelde, atrevido, intrépido, valiente, temerario, ilícito, ilegal, clandestino; entre ellos es agradable, domable, real, concreto, existente, dinámico, explosivo y dialéctico. Manifiesta que su amor con el pasar del tiempo y la distancia que experimentaron, sigue fortalecido. Versa sus deseos de basarla y abrazarla rememorando la sonrisa de su amada. Así mismo, versa dentro del erotismo en Aventura Sensual y nos describe cómo hacer el amor con sensualidad – sexualidad y espiritualidad con su eterna enamorada.
En estos poemas, conocemos al padre y al hijo que es Norberto. Hace historias de su amor y su vida en familia. Se le ve pensando en sus hijos, manifestando el orgullo que siente por ellos y cuestionando qué será de ellos quienes nacieron del amor pues son la alegría de su vida. En sus versos relata vivencias sobre su madre Cristina Claudio Narváez y la ve como un ejemplo de amor, solidaridad y trabajo. Aquí vemos y destacamos que las dos figuras que toman mayor relevancia en su vida son su madre y su compañera de vida Elda. Muy parecido a Galeano quien hizo de la mujer un eje vertebrador de su creación, para defender, en ella y en su reivindicación, la dignidad, siempre precaria, del ser humano (tomado de sinopsis de la Antología Mujeres de Eduardo Galeano). O como bien nos legó Pedro Albizu Campos: “La mujer es la fortaleza física de la Nación… Y es la fortaleza moral de la Nación, y la perpetúan”.
Este libro nos deja un legado donde podemos ver cómo se vive la revolución como un acto de amor pues “la revolución lo es todo” para Norberto. No es de sorprender que en el momento de su arresto el 10 de marzo de 2011, el autor expresara la frase “amo a la vida y a mi nación”. Por lo tanto, nos invita a Sembrar Semillas De Libertad en las juventudes, no obstante, es la responsabilidad de cada una de nosotras y nosotros cuidar esa semilla, abonarla con sabiduría, cuidarla con respeto y cosecharla con amor. Descubrir los anhelos, pensamientos y sentimientos de un hombre libremente encarcelado, clandestinamente libre y palpar que cada uno de los latidos que ha dado su corazón son inspirados en el ideal de la libertad, el amor a los suyos y la clase obrera del mundo, nos reafirma que solo un verdadero revolucionario es y siempre será aquel hombre y aquella mujer que vive y siente su existencia vívidamente enamorados.
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