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UN HOMENAJE BIEN MERECIDO

Foto del escritor: CSCPRCSCPR

Fallece el General del Ejército Libertador Juan Rius Rivera un 20 de septiembre de 1924


Cuadro hecho y donado por el artista matancero Yuriandy Belismelis y enviado a la amiga y directora de la Brigada que lleva el nombre de Juan Rius de Puerto Rico, Milagros Rivera.

En octubre de 1868 estudiaba Derecho en Barcelona el puertorriqueño Juan Rius Rivera. La noticia de la insurrección de Yara le despertó vivas simpatías y se hizo el propósito de ir a Cuba a luchar por su libertad. El joven estudiante quien había nacido en Mayagüez, Puerto Rico, el 26 de agosto de 1848, abandonó la universidad y embarcó hacia los Estados Unidos, donde se relacionó con los cubanos que organizaban expediciones con armas, parques y medicinas para el Ejército Libertador. A bordo del vapor Anna, llegó a las costas de Oriente en 1870. Inmediatamente se incorporó a las fuerzas que mandaba el General de Brigada José Inclán, y en los meses finales de ese año fue nombrado jefe de la zona de Holguín. El Mayor General Calixto García, para aprovechar sus conocimientos, lo llevó a su lado como secretario del Estado Mayor, pero Rius Rivera amaba la acción y logró que nuevamente lo destinaran al batallón de Holguín. En la dura campaña de 1874 se organizó el Regimiento de Caballería Céspedes, y su mando fue entregado, por el Jefe de la División Cuba, a Rius Rivera. Celoso observador de la disciplina del Ejército Libertador y defensor de la unidad de los revolucionarios, Rius manifestó su desacuerdo con la sedición en Lagunas de Varona. El 17 de abril de 1875, reunidos en el campamento de Dos Ríos, el coronel Arcadio Leyte Vidal y los tenientes coroneles Juan Rius Rivera y Francisco Estrada Céspedes trataron sobre los acontecimientos de Lagunas de Varona y, a instancias de Rius Rivera, acordaron trasladarse a dicho lugar. En Lagunas de Varona tuvo efecto una reunión presidida por el diputado por Oriente Jesús Rodríguez. Allí pidió la palabra el teniente coronel Juan Rius Rivera, quien al manifestar su oposición al movimiento expresó: "Cuanto más noble y grandioso no sería que en vez de estar vosotros en este lugar funesto, donde quizás va a decretarse la muerte de la Revolución de Cuba, con vuestros machetes así ociosos, pendientes negligentemente de vuestras cinturas, dispuestos a esgrimirlos sabe Dios por quién y por qué causa, os encontrárais allá, del otro lado de la trocha, dispuestos a desenvainarlos contra el único enemigo de los cubanos y su causa." La misma actitud de Lagunas de Varona fue observada por Juan Rius Rivera con la capitulación del Zanjón.

 
 
 

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